
—“Eres una carga, no una esposa”, espetó mi suegra delante de toda la familia mientras yo servía el té, sin saber que era yo quien había pagado sus deudas.
«Mishenka, hijo, pásame esa ensalada de camarones», le gritó Svetlana Borisovna a su hijo con el tono que daba la impresión de que acababa de […]