
Alicia sospechaba que el chico que solía recoger las sobras de su restaurante escondía algo, así que un día decidió seguirlo. Pero lo que descubrió por el camino la dejó atónita.
—Tuviste suerte, chico. Hoy nos sobró un montón de comida, y puedes llevártela a casa —dijo Steve. Era el jefe de cocina del restaurante de Alice y solía guardarle las sobras a Christopher, el niño pequeño que solía pasar a comer por el restaurante.
¿En serio? ¿Es tanta la comida? ¿Tengo suficiente para compartir con mis amigos? —Los ojos de Christopher se iluminaron.

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