
La hija de un hombre rico desafía a su padre jurando casarse con el primer hombre que conozca, pero se arrepiente al ver quién es – Historia del día
El padre de Elizabeth estaba decidido a casarla con uno de sus ricos elegidos, pero ninguno le parecía adecuado. Frustrada, soltó que prefería casarse con el primer hombre que viera. Cuando apareció el desconocido, se arrepintió al instante de sus palabras, al darse cuenta de lo imprudente que pudo haber sido su decisión.
Elizabeth se encontraba en la imponente y reluciente mansión; el suave tintineo de las copas de champán y los murmullos de conversaciones triviales llenaban el aire.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
La sala estaba llena de hombres y mujeres elegantemente vestidos, con sonrisas refinadas y practicadas, risas vacías. La falsedad de todo aquello le revolvió el estómago. Esas personas, con su apariencia perfecta y palabras superficiales, eran todo lo que ella despreciaba.
Su padre, Richard, encajaba a la perfección, siempre seguro de sí mismo, siempre a gusto. Lo miró, preguntándose cómo podían ser tan diferentes.
La mente de Elizabeth se desvió hacia su infancia, los días que pasaba corriendo descalza por el jardín, riendo con el hijo del jardinero en lugar de usar vestidos y perlas. Suspiró profundamente. Justo entonces, Richard se acercó, con un hombre a su lado.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
“Elizabeth, querida”, dijo Richard, acercándose con una sonrisa. “Te traje compañía. Parecías aburrida”. Señaló al hombre que estaba a su lado, alto y bien vestido.
Elizabeth forzó una sonrisa cortés y le extendió la mano. “Hola”, dijo, esperando un apretón de manos. En cambio, el hombre le tomó la mano y la besó. Elizabeth sintió un nudo en el estómago y retiró la mano rápidamente, ocultando su irritación.
“Este es Tom”, dijo Richard con orgullo. “Es dueño de una gran empresa. Creo que harían una pareja estupenda.”
Elizabeth parpadeó, sin saber si había oído bien. “¿Qué?”, preguntó, mirando primero a Tom y luego a su padre.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Richard ignoró su confusión. “Disculpen”, le dijo a Tom, guiando a Elizabeth unos pasos. Bajó la voz, pero sus palabras fueron cortantes. “Ya te lo dije. Tienes que casarte si quieres tu herencia. No me estoy haciendo más joven. Quiero nietos.”
Elizabeth lo miró fijamente, con el corazón acelerado. “¿Casarme? ¡Solo tengo 23 años! ¿Y él qué? ¿40?”
Richard suspiró, manteniendo la calma. “No montes un escándalo. Tom es un buen hombre. Solo tiene 36.”
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
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Elizabeth negó con la cabeza. “¿Un buen hombre? ¡Su empresa fue demandada por verter sustancias químicas al aire!”
Richard se encogió de hombros, indiferente. “Nadie es perfecto”.
Elizabeth entrecerró los ojos. “Prefiero casarme con el primer hombre que conozca que con cualquiera que tú elijas”.
Richard sonrió con suficiencia. “Me gustaría verlo”.
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“¡Entonces mira!”, espetó Elizabeth, girando sobre sus talones y saliendo corriendo, con su padre pisándole los talones.
Elizabeth cruzó corriendo las puertas de la finca, con el corazón acelerado mientras el aire fresco de la noche le rozaba la cara. Detrás de ella, aún podía oír los pasos firmes de su padre, que no se alejaba mucho.
No sabía adónde iba, pero no podía quedarse allí. Mientras corría por el camino, apareció una figura: un hombre joven, más o menos de su edad. Su ropa estaba desgastada, sus zapatos deshilachados por el duro trabajo y sus manos ásperas y callosas.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Por supuesto, esta era su suerte: era el primer hombre con el que se topaba después de su alocada declaración. “Genial”, pensó Elizabeth. “A papá le va a encantar esto”. Miró por encima del hombro y vio a Richard allí de pie, con los brazos cruzados y una sonrisa de suficiencia en el rostro.
Sin pensarlo, se acercó al hombre y lo agarró del brazo. “Sígueme la corriente”, susurró, acercándolo más como si estuvieran juntos.
“¿Qué haces?”, preguntó el hombre, frunciendo el ceño mientras miraba a Elizabeth, visiblemente confundido.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
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Elizabeth lo sujetó con más fuerza del brazo y susurró: “No hay tiempo para explicaciones. Te lo contaré todo luego”. Se giró para encarar a su padre, con la voz lo suficientemente alta como para que él la oyera. “Bueno, padre, te presento a mi futuro esposo…”. Dudó un momento, dándose cuenta de repente de que no sabía el nombre del hombre.
“Scott”, dijo el hombre rápidamente, aún inseguro de lo que estaba sucediendo, pero siguiéndole la corriente.
“…Scott”, repitió Elizabeth, intentando sonar segura.
Richard se acercó a ellos con una sonrisa burlona. “Felicidades a la feliz pareja”, dijo, con un tono cargado de sarcasmo. Se acercó a Elizabeth y susurró: “No durarás ni dos días con este desastre”.
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