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Un profesor descubrió que otros niños acosaban a un niño pobre por el suéter que su abuela le tejió.
A un niño se le parte el corazón cuando sus crueles compañeros se burlan del suéter que su abuela le tejió con cariño. Pero el acto de bondad de un profesor le reconforta el corazón, demostrando que los verdaderos héroes no siempre llevan capa.

La mochila se sentía como una roca sobre los diminutos hombros de Dylan mientras caminaba con dificultad a casa, pateando piedritas por la acera agrietada. Tenía las manos metidas en los bolsillos y la mirada fija en el suelo. ¿Qué carga podría soportar un niño de 8 años?

Un niño molesto caminando por la calle | Fuente: Pexels
Un niño molesto caminando por la calle | Fuente: Pexels

Era la nueva tendencia en la escuela y todos los niños estaban entusiasmados con la idea de usar camisetas de superhéroes al día siguiente. Todos menos Dylan.

Se le encogió el corazón al pensar en su abuela Mariam, o Mimi, como la llamaba él. Sabía que no podía permitírselo.

Un niño triste con la mirada baja | Fuente: Midjourney
Un niño triste con la mirada baja | Fuente: Midjourney

Al acercarse a su pequeña cabaña, situada al final de la pintoresca calle, vio a Mariam en el pequeño patio trasero, con sus manos arrugadas arrancando remolachas de la tierra con cuidado.

“Mimi, necesito hablar contigo”, gritó Dylan con un tono de frustración.

“¡Llego enseguida, cariño!”, respondió Mariam con un gorjeo.

Una mujer mayor con una sonrisa cálida | Fuente: Midjourney
Una mujer mayor con una sonrisa cálida | Fuente: Midjourney

Dylan entró en la casa pisando fuerte, tirando su mochila al suelo. Esta tiró una vieja foto enmarcada del bebé Dylan en brazos de sus padres. El cristal se quebró y una telaraña se extendió sobre sus rostros sonrientes.

A Dylan se le encogió el corazón al mirar la foto, recordando la historia que Mariam le había contado innumerables veces.

Sus padres murieron en un trágico accidente de coche cuando él tenía tan solo un año. Desde entonces, Mariam había sido su pilar, su todo.

Una foto rota enmarcada de una pareja con un bebé | Fuente: Midjourney
Una foto rota enmarcada de una pareja con un bebé | Fuente: Midjourney

Lo crio sola, sobreviviendo con lo poco que ganaba vendiendo galletas caseras, huevos frescos de sus gallinas de traspatio y sus prendas tejidas a mano por el pueblo.

No era mucho, pero Mariam siempre se había asegurado de que Dylan nunca se quedara sin amor.

Entró apresuradamente, con el delantal manchado de tierra. “¿Qué te pasa, mi hombrecito?”

Una mujer mayor y emotiva | Fuente: Midjourney
Una mujer mayor y emotiva | Fuente: Midjourney

Dylan levantó la vista; las lágrimas corrían por sus mejillas. “¿Puedes… puedes comprarme una camiseta de superhéroe, Mimi? ¿Por favor? ¡Tiene que ser de Spiderman!”

“Ay, cariño”, se le quebró la voz a Mariam. “A ver qué puedo hacer”.

El corazón le latía con fuerza mientras corría por la casa, revisando cada rincón donde pudiera haber guardado unos dólares. Tarros de galletas, fundas de almohada, incluso la lata oxidada detrás del papel pintado descascarillado. Todo vacío.

Un niño triste y descorazonado | Fuente: Midjourney

Con manos temblorosas, contaba los escasos ahorros que había reunido. Diez dólares. No era mucho, pero era todo lo que tenía.

“Vuelvo enseguida, cariño”, gritó con voz firme a pesar de la preocupación que la carcomía por dentro.

La campana sobre la puerta sonó cuando Mariam entró en Smalltown Styles, la única tienda de ropa infantil en kilómetros a la redonda. Sus ojos se iluminaron al ver una camiseta solitaria de Spiderman colgada en el expositor.

Una campana de latón sobre una puerta de madera | Fuente: Pexels
Una campana de latón sobre una puerta de madera | Fuente: Pexels

“¿Cuánto cuesta esa?”, preguntó, señalando con un dedo tembloroso.

El dependiente sonrió con disculpa. “Esa es la última, señora. Sesenta y cinco dólares”.

El rostro de Mariam se ensombreció. “Ah… Ya veo. Gracias de todos modos”.

Una camiseta con temática de Spiderman expuesta en una tienda de telas | Fuente: Midjourney
Una camiseta con temática de Spiderman expuesta en una tienda de telas | Fuente: Midjourney

Cuando se dio la vuelta para irse, el dependiente gritó: “¡Espera! Tenemos rebajas la semana que viene. Quizás podrías…”

Pero Mariam ya se había ido; el alegre tintineo de la campana no logró aliviar su pesar.

De vuelta en casa, Mariam encontró a Dylan acurrucado en la cama, con su pequeño cuerpo destrozado por sollozos silenciosos. Lo despertó con suavidad para la cena, una humilde comida de gachas de avena con remolacha hervida y huevos.

Dylan comió en silencio. A Mariam le pareció inusual, pero lo comprendió.

Una mujer mayor sonriendo | Fuente: Midjourney
Una mujer mayor sonriendo | Fuente: Midjourney

“Es hora de tu oración antes de dormir, cariño”, le recordó en voz baja.

Dylan murmuró las palabras familiares, sin el entusiasmo habitual en su voz.

Por primera vez desde que tenía memoria, se metió bajo las sábanas sin darle a Mariam un beso de buenas noches.

Fotografía lateral de un niño angustiado | Fuente: Midjourney
Fotografía lateral de un niño angustiado | Fuente: Midjourney

En cuanto oyó que su respiración se normalizaba, Mariam entró en acción.

Entró sigilosamente en la habitación de Dylan y retiró con cuidado el desgastado póster de Spiderman que se estaba despegando.

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