
Tras faltar a la escuela por embarazo adolescente, una mujer asiste a la universidad con su hija – Historia del día
Sheila se convirtió en madre a los 16 años, sacrificando su sueño de ir a la universidad para criar a su hija, Kaylee. Mientras Kaylee se prepara para comenzar su camino universitario, Sheila toma una decisión sorprendente: matricularse en la misma universidad. Pero, ¿este giro inesperado las acercará o las distanciará?
Sheila dobló cuidadosamente algunas de las camisetas favoritas de Kaylee y las metió en la maleta abierta sobre la cama. La habitación se llenó de emoción y nerviosismo ante el cambio inminente.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Kaylee charlaba sobre su nuevo dormitorio y los amigos que esperaba hacer, pero Sheila tenía la mente en otra parte. Tenía un secreto que aún no le había compartido a su hija, una sorpresa que había planeado durante meses.
Mientras Sheila empacaba, los recuerdos del pasado invadieron su mente. Recordó cuando tenía solo 16 años, frente a sus padres, aterrorizada y sola tras enterarse de su embarazo.
El padre de Kaylee se había puesto furioso al enterarse de la noticia, y sus padres no estaban mucho mejor. Insistían en que era su responsabilidad limpiar el desastre y asumir la carga. Pero Sheila nunca vio a Kaylee como una carga. Desde el momento en que abrazó a su pequeña, supo que había tomado la decisión correcta.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels
Criar a Kaylee implicó sacrificios para Sheila. No fue a la universidad como sus amigas y no experimentó la diversión y la libertad que ellas tenían.
Mientras ellas disfrutaban de sus vidas, ella trabajaba muchas horas y cuidaba de su hija. Pero ahora, con Kaylee partiendo a la universidad, por fin le tocaba a ella.
El día había llegado. Sheila y Kaylee llevaron la última caja a la habitación. La habitación parecía pequeña pero emocionante, llena de nuevas posibilidades. Al terminar, Sheila se giró hacia su hija.
Kaylee le dio un fuerte abrazo a su mamá. “Te voy a extrañar mucho, mamá”.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Sheila sonrió, conteniendo sus emociones. “No me extrañarás tanto como crees”.
Kaylee se apartó y la miró. “¿Qué? ¿Crees que estaré demasiado ocupada de fiesta como para extrañarte?”.
Sheila rió entre dientes. “No exactamente. Digamos que pronto lo descubrirás”.
Kaylee la miró con curiosidad, pero no insistió. Sheila la abrazó una vez más antes de salir. “Ya verás”, repitió en voz baja, dejando que Kaylee se adaptara a su nueva vida.
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Sheila tenía un secreto que le había ocultado a Kaylee durante meses. ¡Se había matriculado en la misma universidad que su hija! Sheila siempre había soñado con ir a la universidad, y ahora, gracias al dinero que heredó tras el fallecimiento de sus padres, por fin tenía la oportunidad.
Con la herencia, podría cubrir tanto su educación como la de Kaylee. Sheila pensó que sería divertido sorprender a Kaylee en su primer día de clases. Imaginó a su hija emocionada, quizás incluso un poco orgullosa.
Pero también le preocupaba. ¿Y si Kaylee no reaccionaba como esperaba? Sheila descartó la idea y se mantuvo firme en su plan, decidida a que fuera una sorpresa feliz. Pero las cosas no salieron exactamente como las había imaginado.
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Sheila llegó a la universidad llena de emoción. Se mudó a su dormitorio, solo un piso por encima del de Kaylee. Se sentía extraña y emocionante volver a un dormitorio después de tantos años de ser madre. Había llegado el primer día de clases, pero Sheila aún no le había contado a Kaylee sus planes.
Afuera de la entrada de la universidad, grupos de estudiantes de primer año estaban de pie, algunos con aspecto perdido y nervioso, otros ya charlando y haciendo amigos. Kaylee estaba con su compañera de cuarto, sin saber lo que se avecinaba.
Con una sonrisa, Sheila vio a su hija y se acercó con el corazón acelerado. Ansiaba ver la reacción de Kaylee ante la sorpresa que había planeado durante tanto tiempo.
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Kaylee vio a su madre y al instante se sintió confundida. “¿Mamá? ¿Qué haces aquí?”, preguntó con los ojos abiertos de sorpresa.
Sheila sonrió, extendiendo los brazos. “¡Voy a estudiar contigo! ¡Sorpresa!”.
Kaylee se quedó paralizada, sin moverse para abrazarla. “¡¿Qué?!”.
Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
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—¡Yo también me matriculé en la universidad! —dijo Sheila con la voz llena de emoción—. Pensé que por fin era mi oportunidad de volver a estudiar ahora que ya eres mayor.
La sorpresa de Kaylee se convirtió en frustración. —¡No puedo creerlo! ¿Cómo pudiste hacer esto? ¡¿Vas a ir a la universidad conmigo?! —Su voz subía de tono con cada palabra, con la cara enrojecida.
Sheila
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